ESTOY CANSADO AHORA...


Cansado digo? Un esguince cerebral es lo que tengo!! Anda que no es complicado fabricar esto!!.Si algun dia me recupero veremos si escribo algo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

DIOS Y EL AMOR...
















No voy a hablar aqui de dios y su amor... Sino de como dios destruye el amor. Pero no sera con mis palabras; Sino con las de alguien que me hizo llegar un cuento suyo... Un cuento amargo y triste; Mas amargo y triste si tenemos en cuenta que en realidad no es un cuento... Sino un pequeño apunte autobiografico, en el que se relata como dios destruyo un gran y autentico amor... Este cuento no es mas que un ejemplo cualquiera. El amoroso dios ha oscurecido y destruido muchos amores.

Yo suelo afirmar que en este mundo no hay fuerza ni poder mas grande que la del amor... Pero un dios es un dios... Y tan poderosos son los dioses! Que llevan desde el principio de los tiempos controlando y dominando a la humanidad y al mundo... Y eso sin tener tan solo la necesidad de existir...Tal es el inmenso poder de un dios!.

Alguien me diria que pequeñas tragedias como las que el cuento narra no son a causa de dios, sino de la religion.

Amigas y amigos mios... Detras, delante, y en medio de la religion siempre esta dios... La idea de dios, y la fe que le da existencia sin que exista, son la base y el fundamento de la religion.

Todo mal causado por la religion es por tanto un mal causado por dios.

Pero dejemos de hablar de dios; Ya que es algo que yo jamas me atreveria a hacer.

El cuento no esta entero, Ya que seria demasiado largo para poner aqui, he escogido un fragmento que considero suficiente para que transmita el hecho ocurrido y la idea.

Si alguien estuviera interesado en conocer el cuento integro... Pues en menudo aprieto me coloca!! Solo puedo decir que hare lo que pueda.


Me dijo que no, no por el momento, que más vino la embriagaría…y entendí que yo tampoco debía tomar más vino, entonces pedí una cerveza y me encendí otro cigarro, el segundo en toda la noche. Mientras yo bebía mi cerveza ella tomó otra copa de agua, pagamos la cuenta y ella insistió en pagar la mitad, no hubo alegato que la disuadiera de ello y así se hizo, me aseguré de dejar una propina adecuada a la salonera que tan apropiadamente nos dio la intimidad que requeríamos. Al salir a la calle le dije: "Hellen, siempre he tendido a la fantasía…no me lo tomes a mal, solo quiero disfrutar de este sueño…déjame tomarte la mano." Ella me miró un tanto perpleja, sonrió levemente y me extendió la mano. Caminamos unos cien metros y ella me apretó fuertemente la mano, la miré a la cara y ella cerró los ojos un par de segundos, me dirigió una mirada dubitativa y me dijo: "Tengo mucho tiempo sin darle la mano a nadie, estrechando la tuya me siento muy bien." No le dije…no supe que decirle. Continuamos caminando tomados de las manos, entonces le propuse que fuéramos por un par de copas a otro lugar, así empezamos una gira de bares y fuimos a todos los lugares que conocíamos, me gustaron mucho los lugares que me sugirió y aunque los que yo elegí no eran de su estilo sé que también se divirtió mucho. Por mucho que hui de la despedida esta llegó, la dejé fuera de su casa al ser las 4 a.m., con el dulce sabor de sus labios en los míos caminé a casa y me acosté cansado y borracho pero feliz y realizado. Al día siguiente la llamé sin importarme que pudiera pensar que era posesivo…solo quería decirle lo mucho que había disfrutado el estar con ella y lo muy deseoso que estaba de volverla a ver, me dijo que en la noche nos podíamos ver de nuevo en el bus. De la velada anterior había quedado media botella de Carmenere, me aseguré de tenerla conmigo a la hora de verla, nos vimos en la parada de autobús y nos besamos en la boca, un beso que estaba más allá de la amistad. Me ofrecí a acompañarla a su casa y ella accedió, estando en el corredor le mostré la botella y ella trajo un par de vasos de plástico, bebimos tomados de la mano, entre conversaciones jocosas y silencios colmados de miradas tiernas que precedían delicados besos. A eso de las diez y media su mamá le envió un mensaje de texto al celular diciéndole que ya era hora de que yo me fuera.


Le pregunté si me quería acompañar a un concierto que se daría en el marco del Festival Internacional de la Artes en el Parque Metropolitano de la Sabana, su respuesta fue un apasionado beso. Así inició un periodo de reconocimiento, asistíamos a conciertos, exposiciones artísticas, teatros y cines, entre otras actividades en las que siempre había cerca vino tinto, y entre ella yo y las copas se desarrollaban conversaciones siempre interesantes, sobre nuestros quehaceres personales, estudio, lecturas y todo un mundo de actividades que nos interesaban. Nuestras opiniones a menudo eran contradictorias, pero de entre ambas posturas siempre lográbamos sacar puntos comunes que nos hacían crecer tanto a lo individual como pareja. Por lo general yo era quien hablaba más, pero cada uno de los pocos comentarios que ella externaba era conciso y brillante, me sentía constantemente embelesado por la profundidad de su forma de pensar, mi atracción por ella era mucho más fuerte que una superficial atracción física, ella con sus ideas contrarias a las mías me arrastraba a puntos por mí desatendidos, hablar con ella era un verdadero gozo, aunque ella no estuviera de acuerdo con lo que yo le decía lo escuchaba atentamente y sabía sacar de ello la esencia, ella me comprendía tan diáfanamente que no podía menos que sentirme conectado a ella, podía hablar con ella sin tapujos, nunca me juzgaba, ni siquiera en ese gran punto en que discrepábamos. Hasta que una vez blasfemé en frente de ella. Fue un grave error que nunca me perdonaré, en un momento de cólera arrojé fuera de mí una frase nada poética…de hecho muy vulgar. -¡Me cago en Cristo! – dije con los ojos cerrados al recibir una mala noticia por teléfono, al abrirlos sus ojos me miraban con una expresión de profunda decepción que nunca antes había visto…y que desdichadamente vi un par de veces más en el transcurso de los años. Con lágrimas en los ojos me dijo: -¡Por favor, respétame como yo te respeto! Le pedí perdón hasta que me dijo: "Olvídalo." Pero ese conocimiento mutuo que veníamos desarrollando me hizo comprender que ella no lo olvidaría y que la había lastimado en lo que más le dolía. Nunca más volví a blasfemar frente a ella. A pesar de ese desagravió, el cual considero el segundo en nuestra intrincada historia, continuamos viéndonos, cada vez más regularmente, dos o tres veces por semana.

Este otro periodo de acoplamiento no fue tan mágico como el anterior, no salíamos tanto y en lugar de eso pasábamos mucho tiempo en su casa. Yo no interactuaba mucho con su familia, me hubiese gustado encajar mejor con ellos, pero no fue posible a pesar de mis inútiles intentos, y si soy sincero debo decir que allí siempre me sentía incomodo, allí más que bienvenido era tolerado, y es que en ese católico hogar no había secretos, la familia entera me conoce desde mi explosiva adolescencia, durante la cual se me difamó de satánico, hasta mis primeros años de adulto cuando públicamente afirmé ser ateo. Sabiendo yo lo muy apegados que era su familia a la tradición católica comprendía su recelo hacia mí, había entre ellos y yo un abismo…el único lazo que unos unía era ella, siempre tuve la certeza de que ellos esperaban pacientemente que este se rompiera. No estoy diciendo que todos los momentos que pasé allí fueran desagradables, de hecho hubo momentos en que disfrutamos de franca simpatía, riendo viendo comedias o en improvisadas "clases" de baile, hermosos ayeres que espero nunca olvidar. Pero también hubo otros acontecimientos, lamentablemente más regulares, de abierta hostilidad, había uno terriblemente inevitable: "La Bendición de los Alimentos", durante la cual Doña Guaria solía incluir frases alusivas a mí como: "Padre Nuestro, de Todos nosotros, gracias por bendecirnos con estos alimentos, que aunque no todos los merecemos, por igual todos los disfrutamos." Muchas veces me sentí tentado a levantarme de la mesa, pero Hellen me tomaba la mano y la apretaba fuertemente, como recordándome que la única razón que me tenía allí era precisamente ella. Otra cosa sumamente incomoda era llenar tiempo mientras ellos rezaban puntualmente "El Rosario", se que todo exceso es malo, pero así como los creyentes se sienten incómodos al escuchar a un ateo hablar en contra de su dios a mí me resulta repulsivo escuchar a los creyentes alabando a sus ídolos, esa letanía de "santas marías" me era insoportable y mi escapada de ella era salir al corredor de la casa a fumar. Ya fuera cuando iba para afuera o cuando volvía a entrar tenía que soportar la mirada inquisitiva…condenatoria. Pero lo que más me molestaba era la invisibilidad que adquiría yo en presencia de los familiares y amigos de la casa, nunca fui presentado ante nadie como "el novio de Hellen" ,a pesar de que era evidente que nuestra relación estaba más allá de la amistad por la amistad misma. Me era tan despreciable tener que permanecer en tal contorno que la mayor parte del tiempo estábamos en su cuarto con la puerta entreabierta. Escuchábamos música, lo más neutral posible en lo referente a religión o ataques a la misma, también leíamos mucho, guardando siempre distancia a temas conflictivos. La pasábamos relativamente bien allí pero nos sentíamos mucho más cómodos en mi casa, y es lógico, el malestar que sufría yo en la suya lo compadecía ella conmigo, mientras que en mi casa estábamos siempre solos y nadie nos molestaba de ninguna forma.

Allí podíamos ser libres y hablábamos de lo que quisiéramos, a veces discutíamos muy duro respecto a lo irracional de la fe y lo frio del pensar ateo; escuchábamos aleatoriamente Mägo de Oz y Martin Valverde, nuestros límites éramos nosotros mismos. Otra gran libertad que teníamos allí era la intimidad de que disfrutábamos, nos acariciábamos muy apasionadamente… Poco a poco empezamos a pasar más tiempo en mi casa que en la suya, y no tengo muy claro como lo negoció con su madre…pero me sentí muy conformé al reducir mis visitas a ese hogar. Si bien mi relación con ellos no iba a mejorar, lo único que en realidad me importaba era estar bien con ella. En alguna medida ese fue mi error, mi mundo se centró en ella, mis relaciones sociales disminuyeron aun más, y nos veíamos mucho más que antes, entre cuatro y cinco veces por semana. En esa muy agradable temporada, cocinábamos mucho, constantemente catábamos vinos de todo el mundo y nos sentíamos muy cómodos y llegamos a desarrollar algo similar a una rutina, los miércoles íbamos al cine, los viernes al teatro y los sábados cenábamos en algún buen restaurante, por supuesto, con una botella de vino, siendo que los otros encuentros eran mayormente en mi casa. Fue la época más hermosa y la que recuerdo con más nostalgia. Este alegre bienestar se prolongó por varios meses, durante los cuales ella no sólo se había graduado sino que había complementado sus dos carrera, no ejercía abiertamente la sicología, pero daba asesoría a una importante empresa de selección de personal pera cruceros en altamar, a la vez que como actriz había conseguido varios papales importantes en los mejores teatros del país y la participación modesta pero con muchas posibilidades en el cine independiente. Yo por mi lado había retomado mis estudios de filosofía y trabaja en la Biblioteca Nacional, teniendo todo lo que había deseado en la vida. Diciembre nos encontró en tal felicidad que no podíamos atisbar la amargura que nos esperaba. En la casa de la Familia de Hellen correspondía ese año recibir a toda la gran Familia Hidalgo Pérez para la cena de la Víspera de Navidad…esa noche la realidad de que yo nunca sería parte de esa familia me escupió a la cara con tanto desprecio que no pude soportarlo. No esperaba que e recibieran como un hermano o un hijo. Pero ser tan abiertamente rechazado era algo para lo que no estaba preparado.

Al llegar ese asunto de la invisibilidad se volvió algo distinto, es como si me hubiese cubierto con las pieles de niños masacrados por mí mismo, cada cara me atacó y de todas las personas allí presentes


Sólo una me saludó, Grettel, la mejor amiga de Hellen, ella siempre me ha caído bien, si bien no soy el hombre que ella quería para Hellen al menos me trataba con respeto. Crucé las estancias llenas de gente y su hostilidad hacia mí llegó a ponerme nervioso, al llegar a la cocina Hellen se afanaba con una ensalada, le di un pequeño beso en los labios y le pregunté si podía ayudar en algo, me dijo que había tanta gente metiendo la mano que era más el desorden que el avance, que mejor fuera a socializar…no sabía lo que me pedía. Salí al corredor a fumar…buscando tranquilizarme y lo que hallé fue el desprecio. Un hombre de unos sesenta años, robusto y con aire de gran patriarca se me acercó y sin ninguna cordialidad me dijo: -Me imagino que usted es el tal Reiner. -Sí señor. ¡Mucho gusto!- respondí y le extendí la mano a modo de saludo. -¿Qué no sabe usted de que es una falta de respeto saludar a una persona mayor sin que ella se lo permita primero?-me habló tan cortantemente que en serio me sentí atacado, luego continuo- Yo soy Eladio Hidalgo, tío y padrino de Hellen, ella no tiene papá, pero me tiene a mí y usted me debe respeto. - Disculpe, señor, no quise ser descortés.- dije tratando de alivianar el desproporcionado enojo del señor. -¿Eso es lo que le va a decir a Nuestro Señor en el Cielo el Día del Juicio Final? Esas palabras las había escuchado en muchas variaciones similares, pero nunca en una circunstancia como esta, las ocasiones anteriores había discutido sin nada que perder, pero aquí no podía arriesgarme a caer en controversia, por primera vez en la vida me sentía totalmente indefenso. Callé, no podía hacer otra cosa, varias personas alrededor nos miraban y empecé a temblar, resultado de una mezcla de impotencia y furia. -¡No esperaba más de usted! La gente como usted vive sin ley ¡Son como animales! Usted no se ha dignado a pedir el consentimiento de la familia para salir con Hellen0! oh! ¡Si mi hermano viviera usted no estaría aquí! Guaria me ha dicho el tipo de sujeto es usted, y se lo advierto, en esta casa…en esta familia no es bienvenido. ¡Si tiene algo de hombría vallase y no vuelva nunca por acá! ¡Y deje a Hellen en paz! Un leve mareo me hizo sentir que todo me daba vueltas, las caras de esas personas me miraban con satisfacción y sentí su desprecio como una presión que me empujaba fuera de la casa, me disponía a salir cuando supe que ya no había nada que perder y me dirigí a mi grosero interlocutor:

-Don Eladio, me voy, no volveré; pero no me alejaré de Hellen, ni porque me lo diga usted o ninguna otra persona…excepto ella, mientras ella quiera estar conmigo nadie me alejará de ella. Me fui y pude escuchar como en leve murmullo de desataba en la casa, eran casi las once de la noche y caí en razón de que no tenía a donde ir…mi familia estaba muy lejos para ir a reunirme con ellos, y de todos modos no tenia ánimos para compartir una cena católica en honor al nacimiento del dios de la misericordia. Tampoco tenía amigos a los cuales visitar…y todo estaba cerrado, me hubiese metido a la peor cantina del mundo con tal de conseguir una botella de ginebra con la cual borrar de mi memoria lo que acababa de vivir. Miré la hora en el celular y decidí apagarlo…no quería que Hellen me llamara, por nada del mundo volvería a esa casa…por nada. Caminé sin rumbo alguno lleno de furia, pensando en todo lo que debí responderle al descortés padrino-tío de Hellen, hasta pensé en devolver mis pasos para ir a encarar al obtuso patriarca…pero desistí de tal afán por considerarlo descabellado. ¿Qué iba a conseguir? ¿Salvar mi orgullo? No, no valía la pena. Instintivamente busqué las calles más solitarias de Alajuelita, a ratos pasaba por casas donde las familias reunidas celebraban el nacimiento de otro dios en el que no creo, tales escenas me produjeron repulsión y en lo único que podía pensar era en la falsedad que les unía…por primera vez en mucho tiempo me sentía lobo otra vez, ya no quería estar entre amigos…los cuales de por sí no tenía. Luego de mucho caminar los estallidos de fuegos pirotécnicos me alertaron de que eran las doce media noche, en mis adentros formulé tantas blasfemias como puede pensar un ateo enojado…aunque tenía muy claro que mi enfado no era contra ningún dios sino contra la actitud hipócrita de los fanáticos. Mi deambular me llevó a una calle donde una música nada religiosa evidenciaba una fiesta muy pagana, cumbia de las más vulgares que existen. Al pasar frente a la casa vi gente asando carne y quise con todas mis fuerzas que me invitaran a pasar y me sirvieran un trago de lo que fuera. Al alejarme de su bullicioso jolgorio tenía más necesidad de emborracharme, en la esquina próxima vi a unos muchachillos borrachos, les pregunté dónde podía compra licor y uno de ellos me ofreció una botella de vodka casi entera por una cantidad que triplicaba el valor original, pero no me importó, le di el dinero y me fui con mi botella de Volkovia, el peor aguardiente que he tomado en mi vida.


Bien! Confio en que este fragmento haya despertado vuestro agrado y vuestro interes...
A mi me gusta el cuento, y me irrita y me entristece lo que en el se cuenta...
Mi agradecimiento y un abrazo a todo el mundo.

Tete.

8 comentarios:

  1. ei... i ara que? com s'acaba? aixo no es fa!! Grrr!

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  2. Be... si vols et puc posar en contacte amb l´autor... Jajajaja!

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  3. Hola a Tete y a sus lectores! El Cuento se llama "Confirmación" y lo escribí yo, Reiner Retana,pueden descargar el cuento completo en: http://federacionatea.ning.com/group/paradigmapregndelpensarysentirateo enlace a la Revista Atea Paradigma.
    Gracias a Tete por divulgar este doloroso cuento que evidencia las exclusiones que sufrimos los ateos en esta sociedad teocéntrica.
    Reiner Retana.

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  4. Gracias a ti por darnos a conocer tu "cuento" y visitar mi blog Reiner.

    Un fuerte abrazo...

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  5. Ei.. si que troba el teu blog el google! ho acabo de comprovar...^^.

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  6. Muy interesante sin duda. En mi modesta opinión las referencias a Dios casi sobran del cuento. Creo que la esencia del mismo va más allá de las creencias. El problema es que cada persona tiene un sistema de referencias y coordenadas mediante el cual interactúa con el mundo, uno puede tolerar el de los demás, denostarlo, o tratar de imponer el suyo, entre otras opciones. El chico tenía un sistema distinto al de la chica, pero ella era lo suficientemente tolerante como para compartir, debatir, etc. El problema no es otro que la intolerancia de quienes rodeaban a ella.
    Llama la atención –es un cuento!, aunque autobiográfico-, el hecho de que a pesar de esas circunstancias el chico pasara tanto tiempo en casa de ella. Eso ni casado, no veo el sentido. También parece una pequeña incoherencia el afán enológico de la chica, ya que ese es otro pecado. Del tema sexual ni se habla.
    Las circunstancias sitúan a la chica entre la espada y la pared: ¿qué debe hacer? Hay un conflicto, ¿es su responsabilidad implicarse? ¿debe tratar de pacificar y actuar de catalizador? ¿debe mantenerse al margen y dar su cariño a las distintas personas que constituyen su vida? Por otra parte, él es el responsable de sus actos y de su comportamiento, pero no debe favorecer el enfrentamiento con la familia –porque le perjudicaría la relación-, pero tampoco puede dejarse avasallar.
    Por ello mi reflexión apunta a las incompatibilidades de base. Probablemente el chico y la chica solos en una isla desierta pudieran desarrollar una relación satisfactoria. Pero en la vida nunca estás así, existen unas circunstancias. Porque una cosa es una relación efímera, y otra cosa es la seriedad de la creación de un núcleo de convivencia, familia, nueva familia o como lo queramos llamar. No es lo mismo un fin de semana de vino y rosas, que construir una vida. Yo tengo un master en circunstancias. Esos limitantes hacen posible una bonita historia pero prácticamente la obligan a que de entrada tenga un fin y a ser relativamente dolorosa.
    Puedo aportar experiencia como denostado por familia política, pero en mi caso quién tenía cultura era yo, quién tenía educación era yo, quién tenía corrección y elegancia en el trato era yo. Jamás impuse nada de mi sistema de referencias y coordenadas mediante el cual valoro mi vida. Ellos eran tan simples que ni siquiera tuve nunca oportunidad de debatir de nada de esto. Al final, constituyeron un limitante, y fueron responsables al menos parcialmente de una dolorosa ruptura que ocurrió tras demasiado tiempo.
    Me encantó la frase “hermosos ayeres que espero nunca olvidar”. Creo que ante una ruptura es lo más sano.
    Cuán sobrevalorado está el amor, qué caro se vende.
    jd “el teórico”.

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  7. Vere tu blog tocayo tete! Nuestros mutuos amigos despistados, si entran en el "equivocado"... Pues mira; Mas lectura tendran y mas difusion tendremos! No?, Nada de cambiar ningun nombre! Jajajaja! Un placer cono-leerte y hasta pronto!

    Tete.

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  8. Saludos Teorico!

    No me corresponde a mi responder a tus comentarios sobre el cuento, al no ser mio.

    En lo tocante a las referencias a dios:

    Si considerase que la causa del mal final del cuento hubiera sido, por ejemplo, una diferencia de " estatus" economico" O una diferencia etnica, lo hubiera comentado y mencionado. sin que de seguro esa referencia sobrara.

    Al ser dios el culpable final. Lo comento y le menciono.

    Al no existir dios, no estoy haciendo ningun comentario inadecuado.

    Por otra parte, nunca me atrveria yo a hablar de dios.. claro...

    Agradezco tu visita y tu opinion Teorico.

    Tete.

    Pd. figuro como Elvira por circunstancias tecnicas, pero soy yo, Tete.

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